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22 de Agosto de 2016
Estas son las dolencias que pueden afectarte en un viaje largo

Cierras el maletero y compruebas que todo el mundo lleva su cinturón de seguridad; estás listo para el viaje y ahora sí que empiezan las vacaciones. Playa o montaña, en familia o con los amigos, será el tiempo de recargar las pilas.

Sin embargo, para que el viaje sea seguro no debemos olvidar algunos aspectos de nuestra salud, que como conductores, podrían influir negativamente en el viaje.

Para realizar un largo viaje en coche, es preferible estar en forma tanto intelectual como físicamente. A lo largo de los kilómetros, nuestros reflejos y nuestra atención pueden reducirse. Estos consejos nos ayudarán a tener un viaje más seguro, placentero y cuidando de nuestra salud.

Problemas circulatorios

Parece evidente, pero no está de más recordar que antes de salir de viaje es necesario haber descansado el día de antes. No cambies tus hábitos de descanso y horas de sueño. Escoge tu hora de salida en función de tus costumbres horarias, de esta forma minimizarás el riesgo de somnolencia al volante.

Al ir sentado tanto tiempo en un coche es preciso hacer pausas de 15 minutos cada dos horas para “estirar las piernas”. En realidad, se trata de evitar rampas y activar el riego sanguíneo y así evitar los riesgos de trombosis. Lo que en los casos extremos en avión se conoce de forma errónea como el “síndrome de la clase turista” (se debe en realidad a la falta de ejercicio de las piernas).

Deshidratación

Aunque el viaje ya forme parte de las vacaciones, es preferible no comer de forma abundante, pues durante la digestión tendremos una mayor tendencia a la somnolencia. Hay que tener el mismo cuidado con las bebidas. Si bien un café, un refresco con cafeína o las bebidas energéticas (ojo, no confundir con las isotónicas) nos ayudan a mantenernos despiertos, hay que beber igualmente agua.

Y no es porque la cafeína pueda deshidratar (los científicos no se pueden de acuerdo si es cierto o no), sino porque un exceso de bebidas energéticas podría provocar molestias de estómago, como diarrea, con el consiguiente resultado de deshidratación. También podría alterar nuestro estado de ánimo al volante, con un exceso de confianza y nerviosismo. Por cierto, si viajamos con mayores o niños, lo mejor sigue siendo el agua.

Dolores de cabeza

Es verano, hace mucho sol y puede que acabes viendo nada o muy poco sin tus gafas de sol. Las gafas de sol, graduadas o no según tus necesidades, protegen del exceso de luminosidad. El simple exceso de luminosidad que tenemos en verano puede dificultar seriamente tu visión al conducir, y no digamos el sol de frente.

Si ves con dificultad vas a forzar la vista durante muchos kilómetros. Aparte de no ser una buena idea, si quieres conservar tu nivel de visión y evitar el síndrome de la vista cansada mientras conduces, al cabo de un tiempo sin tus gafas podría provocar dolores de cabeza. Lo cual te obligaría a descansar o tomar algún analgésico para el dolor. Éste a su vez, podría provocar somnolencia y ralentizar tus reflejos. Vamos, que no te olvides de tus gafas de sol.